Agosto dos mil seis.

Altas Expectativas.

Una vez más en el camino de los sueños, esta vez recorriéndolo con algunos cimientos reales.

Es extraño sentirme en control hasta cierto punto, porque es más fácil creer en el destino y tener mucha esperanza. Es extraño, pero es también parte del aprendizaje de cada uno, porque a medida que pasan los años (yo ya tengo 25) uno se va dando cuenta de lo que puede hacer y lo que no. Así y todo sigo depositando mucho de lo que me depara el futuro en mi fe y esperanza, pero lo que ha cambiado es que trato de darle una mano a mi suerte dando un máximo esfuerzo, y esto realmente está dando resultado.

Llegará pronto mi hijo (maravilloso Jorge Agustín Vega Meyer), creceremos con la Pau como pareja, saldrá pronto el disco de im28z, terminaré este año con la memoria completa y sin exámenes para marzo. Son todos hechos que el futuro depara y en los cuales tengo depositada mi esperanza, pero Dios sabe que también he puesto un gran esfuerzo, sobretodo este año, para que todo salga bien.

Destino más esfuerzo; sudor más esperanza, calma, fe y templanza.

El futuro se hace presente y yo mantengo mis altas expectativas.